Por José Ricardo Taveras
Con el alegato haitiano de que sólo piden que se cumplan los acuerdos del año 1929 y del 2021 el gobierno dominicano está pagando el precio de poner funciones delicadas, no solo en manos inexpertas, sino, además, en manos históricamente comprometidas con el lenguaje de los intereses que conspiran contra el interés nacional.
Estoy claro que lo que se anunció en 2021 no vincula al país, toda vez que la Comisión Mixta Bilateral es un órgano que por definición de sus bases legales funge como coordinador y canalizador para facilitar mecanismos de cooperación en el desarrollo de las relaciones dominico-haitianas, por tanto, no está en capacidad de resolver nada, pues, todos sus acuerdos deben lograr el endoso de los órganos competentes del Estado, los cuales ni siquiera el Mirex puede trasvasar sin que los convenios que pudiere suscribir sean previamente avalados por los órganos competentes o sometidos a los protocolos de ratificación constitucionalmente establecidos.
Un convenio que verse sobre temas que conciernen al territorio nacional, impactado por los alcances de la gestión internacional de un río, no podría en ningún caso ser objeto de regulación mediante un simple protocolo suscrito por un órgano sin competencias funcionales para hacerlo y tendría que obviamente recurrir a otras instancias de aprobación para ser válido tanto en Haití como aquí.
De manera que la corriente que plantea que perderíamos un arbitraje internacional no está bien orientada, porque si bien hubo una metida de pata imperdonable, la misma no pasa de ser un simple insumo de trabajo que no nos ata.
En consecuencia, si hoy día hay dudas sobre lo que pasó en el 2021 y los haitianos se valen de lo allí escrito en un ejercicio de manipulación grosera, la culpa no es de la oposición, es del P.
@luisabinader que decidió, como parte de su doble agenda, gobernar con los líderes del pro haitianismo en la RD, ellos fueron los que suscribieron y anunciaron al país lo que sea que se haya firmado, no los opositores. A cada quien que cargue con su cuaba, pero que tampoco nos perdamos en que, aclarado el tema, se insista con darle alas al discurso haitiano.