El horrendo asesinato de los esposos evangélicos Elisa Muñoz y Joel Díaz en Villa Altagracia ha venido a confirmar una vez más la forma como se maneja la Policía Nacional.
Es evidente que nuestra policía no está en capacidad de cumplir con el rol que le corresponde y que es de velar por la seguridad de la ciudadanía.
Entendemos que de nada vale que a la policía le aumenten el salario, si su estructura es cambiada de arriba abajo, porque el descrédito de esa institución es tal que ya no aguanta un remiendo más.
Es necesario que el presidente Luís Abinader desmantele a esa institución y con nuevos hombres, que bien pudieran venir de nuestras Fuerzas Armadas e inclusive el nombre le sea cambiado.
El mal de la Policía viene desde el momento mismo en que fue creado ese cuerpo de civiles armados el 2 de marzo de 1936, por el entonces presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina, el cual se convirtió en un cuerpo represivo.
Es bueno destacar que la Policía Nacional cuyos miembros pagamos los dominicanos con nuestros impuestos nunca ha estado al servicio de la protección de los dominicanos.
Es por eso que humildemente sugerimos que ese cuerpo de civiles armados bien pudiera ser sustituido por una institución que cumpla el rol que demanda la sociedad.
Y queremos decir algo, en el seno de la Policía Nacional hay agentes íntegros, pero sus actuaciones quedan empañada con las malas acciones que cometen algunos de sus miembros.