La pandemia del Coronavirus o COVID-19 no solo tiene patas arriba al mundo, sino que también ha servido para dejar al descubierto las debilidades y fortaleza de los diferentes Gobiernos.
En el caso particular de la República Dominicana, el Coronavirus ha dejado claramente evidenciado que por más desarrollo tecnológico que tengamos, somo un país tercermundista.
Eso ha quedado en evidencia, no solo por las deficiencias que han mostrado nuestras autoridades, sino, también en el comportamiento mismo de la ciudadanía, al momento de cumplir con las disposiciones de nuestras autoridades.
Lamentablemente, estamos frente un pueblo que, por su propia idiosincrasia de tercermundista, a veces no puede dar cumplimiento a las dispersiones de las autoridades.
Es bueno entender que vivimos en un país donde l gran mayoría de personas viven de la actividad informal, viven del día a día.
Esta situación al parecer no fue tomada en cuenta por nuestras autoridades al momento de elaborar las medidas económica, para hacerle frente al Coronavirus.
Es por eso, que desde que el Gobierno anunció la entrega del dinero del programa “Quédate en Casa” y de otros programas más, la aglomeración de personas en los centros comerciales, constituye un verdadero peligro sanitario.
LO más lamentable, es que nuestras personas mayores o nuestros viejitos, son los más beneficiados con los programas del Gobierno y son lo que tienen que ir al supermercado o al banco, exponiendose de esa forma al contagio del COVID-19.
Pero igual también ocurre en el banco estatal, donde la aglomeración de personas es algo que ni en tiempo de normalidad se ha visto.
Por lo tanto, consideramos prudente para mantener a nuestros ciudadanos alejados del contagio, que se tomen algunas medidas que disminuya esta conglomeración social, que es el foco principal del contagio del Coronavirus.
Nada vale que una buena parte de ciudadanos se quede en sus hogares, cuando la inmensa mayoría, durante horas del día están formando grandes aglomeraciones.
Consideramos que se pueden tomar medidas que no impida el abastecimiento de alimento por parte de la población, pero manteniendo el alejamiento social, como la más efectiva medida de combatir el COVID-19.
Los dominicanos, somos los más dichosos, o mejor dicho Dios nos protege, porque si esta enfermedad hubiese iniciado en los sectores más vulnerables, la situación estuviera en estos momentos fuera de control.