Fue Fernando Villalona quien bautizó a Roberto Pérez con el nombre artístico de Rubby Pérez. Él fue quien le dio esa gran oportunidad luego de la salida de una de las voces más potentes del merengue en ese momento: Raulín Rosendo.
Cuando Raulín salió de la orquesta Los Hijos del Rey, ya bajo el liderazgo de Fernandito, se organizó un concurso para elegir a su reemplazo. Fernando Villalona fue quien tomó la decisión final y escogió a Rubby Pérez, a quien también bautizó con ese nombre que lo acompañaría por el resto de su carrera.
Después de un tiempo en la orquesta, surgió una situación entre Fernando Villalona y Cholo Brenes. Fernando exigía un aumento que le fue negado, lo que lo llevó a formar su propia orquesta. Rubby, sin embargo, se quedó en Los Hijos del Rey.
Es entonces cuando Wilfrido Vargas, al notar el talento de Rubby, decide integrarlo a su orquesta. Wilfrido quería competir con el carisma y la energía del Combo Show de Johnny Ventura, que se destacaba por su alegría en tarima. Aunque su propia orquesta contaba con un gran cantante, Sandy Reyes, el grupo era percibido como más serio y apagado en comparación.
Wilfrido entendía que necesitaba un cambio de imagen y energía. Aunque Cholo Brenes y él eran socios, no fue fácil lograr que Rubby pasara a su orquesta. Fue Bienvenido Rodríguez quien tuvo la última palabra y pidió a Cholo que le cediera a Rubby Pérez para integrarlo al proyecto de Wilfrido.
Una vez Rubby llegó a Los Beduinos de Wilfrido Vargas, todo cambió. La orquesta adoptó una nueva vibra, más festiva, alegre y contagiosa. Con temas como El africano, los famosos “pitos” de Rubby y la energía que transmitía en el escenario, la agrupación cambió de color.