SANTO DOMINGO.– La violencia y la criminalidad continúan dejando una estela de tragedias en la República Dominicana, cobrando la vida de al menos 10 agentes policiales y militares en lo que va del año 2024. Estas muertes han dejado un saldo desgarrador: 28 huérfanos que enfrentan un futuro incierto tras la pérdida de sus padres.
El más reciente caso ocurrió en la madrugada del lunes 16 de diciembre, cuando el segundo teniente de la Fuerza Aérea de República Dominicana (FARD), Reyes Chalas, fue asesinado durante un asalto en el sector Hainamosa, Santo Domingo Este. Con su muerte, se suma un nuevo dolor a las familias dominicanas que han visto partir a sus seres queridos por el flagelo de la delincuencia.
La creciente preocupación
Organismos de seguridad y defensores de derechos humanos han manifestado su preocupación por el impacto social de estas tragedias, especialmente en los hijos de las víctimas, quienes no solo enfrentan la ausencia de sus padres, sino también desafíos emocionales y económicos.
El incremento en los ataques contra agentes del orden ha encendido las alarmas en la sociedad. Muchos ciudadanos exigen un fortalecimiento de las medidas de seguridad y una reforma integral de los cuerpos policiales y militares para garantizar la protección de quienes dedican su vida al servicio público.
Llamado a la acción
Ante esta situación, expertos en seguridad y líderes comunitarios hacen un llamado urgente a las autoridades para implementar políticas efectivas que reduzcan los índices de criminalidad y brinden apoyo integral a las familias afectadas.
La cifra de 28 huérfanos y la muerte de 10 servidores del orden representan un recordatorio alarmante del costo humano de la violencia en el país.
Mientras se busca justicia para las víctimas, el clamor de las familias, las comunidades y la sociedad en general es claro: detener el avance de la delincuencia y garantizar un entorno más seguro para todos.