Lima, Perú — El mundo de la literatura está de luto. El escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010 y uno de los más grandes exponentes de las letras hispanoamericanas, falleció este domingo 13 de abril de 2025 en la ciudad de Lima, a los 89 años de edad. La noticia fue confirmada por su hijo, Álvaro Vargas Llosa, a través de un comunicado difundido en redes sociales, donde indicó que el autor murió “en paz y rodeado de sus seres queridos”.
Vargas Llosa deja un legado monumental compuesto por más de seis décadas de producción literaria, que incluye novelas emblemáticas como La ciudad y los perros (1963), Conversación en La Catedral (1969), La guerra del fin del mundo (1981) y La fiesta del Chivo (2000), entre muchas otras. Su obra se caracterizó por una narrativa sofisticada, una crítica lúcida del poder político y una defensa constante de la libertad individual.
Nacido en Arequipa en 1936, fue parte fundamental del “Boom” de la literatura latinoamericana junto a figuras como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. A lo largo de su carrera, recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias y el Nobel.
Más allá de su obra literaria, Vargas Llosa tuvo una intensa participación en la vida pública. Inicialmente vinculado a corrientes de izquierda, rompió con el comunismo tras el caso Padilla en Cuba y se convirtió en uno de los defensores más notorios del liberalismo en el mundo hispano. Fue candidato presidencial en el Perú en 1990 y continuó siendo una voz influyente en temas políticos y sociales hasta sus últimos días.
Su última novela, Le dedico mi silencio (2023), en la que exploró el impacto de la música criolla en la identidad peruana, marcó el cierre de su prolífica carrera como narrador.
La partida de Vargas Llosa deja un vacío profundo en el universo literario, pero su obra seguirá viva, interpelando a generaciones futuras con la misma intensidad con la que lo hizo desde sus primeras páginas.