El conflicto surgido entre la República Dominicana y Haití debe servir de motivación para que la comunidad internacional se decida de una vez y por siempre a ir en ayuda de ese empobrecido pueblo, que ahora ve agudizar su crisis económica.
A un día del gobierno dominicano cerrar toda la frontera entre la República Dominicana y Haití, la situación es de aparente calma, aunque no es un secreto para nadie que cuando se agote la comida en Haití, no se puede predecir lo que va a ocurrir.
Para el gobierno dominicano, no será fácil mantener por mucho tiempo las tropas que se movilizaron desde la ciudad capital en la frontera, porque económicamente resulta insostenible en el tiempo.
Se trata de hombres, que no están acostumbrados a vivir ese tipo de situación, pero también hay que pensar que se están utilizando aviones, helicópteros, drones y otras artillerías, que demandan de un alto consumo en combustibles.
Lo mejor que puede suceder es que la comunidad internacional intervenga, para lograr un acuerdo que ponga fin a la causa que ha provocado todo este conflicto entre ambos países.
Las autoridades haitianas sin proponérselo, están en una actitud de provocación al pueblo haitiano con la continuación del canal para desviar el Río Masacre.
Aunque los dominicanos necesitamos de los haitianos en lo que tiene que ver con la mano de obra y con el comercio que se produce entre ambas naciones, en definitiva, ellos serían los mayores perjudicados, si se mantiene cerrada toda la frontera.
En cuanto a la salud, la educación, la adquisición de alimentos, materiales de construcción, nosotros somos el mercado que ellos necesitan tener abierto.
En definitiva, los haitianos debieran ser los más interesados en que las relaciones entre ambos países se mantengan en armonía, porque de lo contrario, Haití es un país sin salida en lo inmediato.