Por Jesús Antonio Fernández Olmedo
España es un país que no sólo fabrica, sino que vende armas a numerosos países del mundo.
Esto quiere decir mucho ya que no deja entonces de ser un país bélico, aunque las apariencias de la política española quieran marcar de lo contrario.
Y esto supone que cualquier persona o periodista o abogado que desee hacer un exhaustivo trabajo de investigación será bloqueado por las autoridades españolas y así impedir que haya un espacio esclarecedor de los hechos.
Será castigado para que sirva de ejemplo de no seguir y se expondrá en la «plaza pública» de medios y demás pantallas del espacio irreal como lo es el mundo virtual.
Vuelven a aparecer David contra Goliat y eso les duele y les molesta en demasía.
La cara oculta del gobierno y sus instituciones sobre estos temas y otros se observan en este intento de plantar cara a un sistema violento.
Ellos tienen mucho que tapar y no la persona que no es más que una y que no tiene poder y que sólo quiere hacer su trabajo.
Se trata, en el caso de los pasillos ocultos del gobierno, de crear bulos en contra de una persona o personas que luchan por poner en evidencia la maldad y la injusticia, de acusar por parte del gobierno a esta persona para desprestigiarla en su labor y arrinconar.
Se dará toques a medios para que a estos asuntos no se les dé demasiada impronta, esta es otra de las estrategias del poder.
Finalmente, si esta persona o individuos llamados «David» son liberados, algunos del gobierno dirán que se hizo «todo lo posible».
Un mundo hipócrita que crece por doquier. Y estas cosas están sucediendo en Europa, el supuesto continente de la libertad de «expresión, publicación, de derechos y democrático».
En definitiva, la desinformación viene porque hay cosas que se quieren ocultar dado lo mal que huelen.