Por Marcos Dominici Borges
En la dinámica comercial los proveedores de bienes y servicios de República Dominicana se encuentran en la obligación de garantizar la calidad, seguridad y otras condiciones que están presentes a la hora de ofertar productos y servicios a los consumidores y usuarios.
Las Buenas Prácticas Comerciales (BPC) son usos legítimos del comercio, los cuales se distinguen de prácticas anti-competitivas que deben evitarse, como son las prácticas monopólicas y las conductas desleales, así como aquellas acciones que van en detrimento de los consumidores, y que las leyes ya identifican y sancionan.
Las Buenas Prácticas Comerciales son el conjunto de criterios y requisitos necesarios que deben adoptar los proveedores para la comercialización adecuada de los bienes y servicios, garantizando con ello la calidad, seguridad y demás condiciones para lograr la conformidad del cliente.
La Ley General de los Derechos del Consumidor o Usuario No. 358-05, en su artículo 34 establece que: “Que los productos y servicios deben ser suministrados o prestados por los proveedores en forma tal, que, consumidos o utilizados en condiciones normales o previsibles, no presenten peligros o nocividad, ni riesgos imprevistos para la salud y la seguridad del consumidor o usuario”.
Siendo de esta manera, las mejores prácticas comerciales se refieren a los métodos, procesos, procedimientos, sistemas y/o usos que se implementan comúnmente en el mundo empresarial y que generalmente se acepta, que han producido los resultados más satisfactorios o deseables de manera consistente.
Los pasos para establecer mejores prácticas incluyen investigar la industria y los competidores, comunicar los estándares a todos los empleados, establecer métricas, gestionar el cambio, evaluar y perfeccionar las mejores prácticas. Dos mejores prácticas comunes que se han implementado, por ejemplo, para la gestión de inventario incluyen «justo a tiempo» y «kaizen».
Las BPC son simplemente la mejor manera de hacer las cosas, se han elaborado mediante prueba y error, y resultan ser la forma más sensata de proceder en el ámbito de la comercialización de bienes y servicios.
El autor es analista en temas sobre calidad. Reside en Santo Domingo.