Avanza el año 2019 tocando los tambores de una posible repostulación del Presidente Danilo Medina.
Tirando su palabra al suelo una vez más, todo parece indicar que el mandante sureño se lanzará a optar por un tercer periodo presidencial consecutivo, para lo cual deberá producir una reforma constitucional que borre el vigésimo párrafo transitorio de la constitución, que reza: “En el caso de que el Presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro período, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República”.
Danilo, rodeado de un entorno de fieros e implacables visires, está reditando el patrón con el cual logro aprobar la enmienda constitucional del 2015, que lo prolongó en el poder por un segundo mandato: auspicia una bien elaborada estrategia de marketing, que preconiza mesianismo e híperpresidencialismo.
Todo el encuadre publicitario persigue ensalzar la figura del estadista nacido en Arroyo Cano, inflar su supuesta popularidad y pregonar un idílico bienestar y crecimiento económico.
Para lustrar la figura del gobernante Danilo Medina, la Dirección de Comunicaciones de la Presidencia (DICOM) agotó en 2018 una inversión publicitaria (consolidada enero-diciembre) de RD 151,980,835.62, en 667 medios de comunicación en todo el país. Ministerios y organismos descentralizados también gastaron cientos de millones en el frenesí propagandístico que machaca cada minuto en radio, televisión, periódicos y redes sociales digitales la bonhomía del sultán criollo.
Siguiendo el libreto de promoción del mesías, en cada acto de inauguración de obras públicas aparecen funcionarios aduladores, pronunciando discursos que aconsejan la necesidad de una continuación en el mando público de Danilo. Asimismo, la estrategia releccionista del actual Jefe de Estado y de Gobierno incluye la utilización de sacerdotes y pastores evangélicos como claxones, dada la influencia que estos líderes religiosos tienen en este país conservador, con una alta militancia devota de la fe cristiana.
En esta lógica, recientemente un cura católico arengó de la necesidad de la repostulación del nacido en San Juan con proverbial histrionismo: “Usted es nuestro padre, no nos abandone y no nos deje solos”, exclamó el sacerdote José Lucas Candelario, durante la bendición del acto de entrega de 865 títulos de propiedad a igual cantidad de parceleros de la reforma agraria de Montecristi.
Otro sacerdote católico disparó: “Si mi amigo el presidente Danilo Medina dice en marzo que no va tendrá al pueblo de enemigo”. Este piropo lo expresó el cura Juan Luis Díaz Bonilla, tras agradecer al gobierno por los trabajos de acondicionamiento y reconstrucción de las carreteras de Río Grande perteneciente al municipio de Altamira en Puerto Plata.
Orondo, José Ramón Peralta exhibió los bíceps de esa tendencia diciendo: “el danilismo es fuerza determinante del país, y agregó que dentro del PLD, Medina cuenta con el control de los organismos de dirección, incluyendo el 67% de los comités intermedios, alrededor del 70% del Comité Central y un porcentaje superior en el Comité Político. !Cuanta salud!
Con sus inocultables aspiraciones a un tercer período consecutivo, el Presidente Danilo Medina demuestra ser un político goloso, sardónico; un pragmático insaciable revestido de soberbia, que no teme a nada ni a nadie; que desdeña la historia y por tanto, poco le importa lo que de él se diga en la posteridad. Pura angurria de poder.
Este mandante (y sus visires) viven en el reino de las emociones y se creen predestinados e invencibles. Torpemente, ignoran que la pretensión de la eternización en el poder es un espejismo inverosímil: una coalición anti reelección podría derribarlo y echarlo del poder, junto a su partido. Le pasó a Hipólito Mejía en 2004, con la agravante de que el PRD no ha podido recuperar el poder, y hoy, dividido y apocado, es una simple bisagra.
Danilo Medina estaría empujando la salida de Leonel Fernández del PLD? Creo que sí. De seguir la pretensión reeleccionista, será inevitable la división del PLD?
El autor es Periodista.