Es un clamor del pueblo dominicano, el que no exista impunidad de los constantes actos de corrupción que cometen la mayoría de los funcionarios encargados de manejar los fondos públicos.
Con la llegada al poder del Partido de la Liberación Dominicana PLD en el año 1996 el pueblo se hizo la ilusión de que la corrupción iba a ser combatida por las autoridades encabezadas por el entonces presidente Leonel Fernández.
Tremenda sorpresa nos llevamos con los funcionarios peledeístas, que de ninguna manera aprendieron la lección del mentor y fundador del PLD, profesor Juan Bosch que en siete meses en la presidencia de la República dio cátedra de honestidad y del buen manejo de las cosas públicas.
Es triste decirlo que los funcionarios peledeístas con raras excepciones fueron al gobierno a enriquecerse de una manera desconsiderada, lo que ha permitido que su Comité Político esté compuesto por tutumpotes que se hicieron mientras manejaban los fondos públicos.
Cuando el PLD salió del gobierno en el año 2000 varios de sus exfuncionarios fueron a parar a la cárcel, pero por la debilidad de la justicia en ese entonces, todos lograron salir limpios.
Es el caso de Simón Lizardo para poner un ejemplo, que por un tiempo guardó prisión, pero como sanjuanero que es, a su llegada al poder nuevamente el PLD en el 2004 fue designado nuevamente en un importante puesto cómo es Hacienda.
Este señor que administraba el Banco de Reservas cuando un chofer de uno de los implicados en la Operación Calamar aún no ha sido llamado por el Ministerio Púbico para ser interrogado en torno a la facilidad como se retiraba el dinero de la institución bancaria.