Dando un vistazo a lo que está pasando con el mundo y en específico con la República Dominicana, de verdad que no vamos por buen camino.
Si nos detenemos un momento vemos que una sola clase que no importa el gobierno que suba, es la única beneficiada.
Su ponemos la mirada en el gobierno que dirige el presidente Luís Abinader, quien prometió un cambio real para la sociedad dominicana, ver cómo personas que fueron grandemente beneficiados en los pasados gobiernos y que trabajaron día y noche para que el PRM no lograra el triunfo y hoy en día son grandemente beneficiados.
No nos, referimos a infelices empleados de tercera, cuarta y quinta categoría, sino, a contratistas, de los llamados creadores de opinión y a otros personajes que son como el camaleón, cambian de color dependiendo su conveniencia.
El cambio no debe ser una palabra, el cambio debe ser un hecho y todavía faltan muchas acciones para que el pueblo dominicano pueda percibir ese cambio.
Los dominicanos no son tontos, los dominicanos han aprendido mucho y si hoy Luís Abinader es el presidente es porque el pueblo comenzó a distinguir entre la verdad y la demagogia de los políticos.
El pueblo dominicano votó por Luís Abinader y por el Partido Revolucionario Moderno porque se cansó de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, gobiernos, donde la impunidad era el pan nuestro de cada día.
Ese conglomerado que hizo marcha contra la impunidad a la corrupción, no creemos que se sienta muy satisfecho con las acciones que se han tomado contra ese flagelo.
Entendemos y así lo ha hecho saber el presidente Luís Abinader, aunque solo con palabras y no con hecho, que en el país no hay vacas sagradas.
El que la hace, no importa quien sea, debe caberle todo el peso de la ley y cuando eso ocurra de hecho, no de palabra, tendremos una República Dominicana camino al desarrollo.