Con la reaparición del peregrino con una cruz acuesta que, lleva como nombre Migdonio Adámes, se ha convertido en el dominicano de quien más se ha hablado desde el pasado domingo hasta el momento, por la audacia que tuvo al recorrer de Santo Domingo hasta llegar a Puerto Plata con la promesa de que iba a tirar al mar el coronavirus, y que la República Dominicana amanecería el lunes libre de esa terrible enfermedad.
Dice un viejo adagio muy popular que “en el mundo de los ciegos, el que tiene un ojo es el rey” y verdaderamente ese señor, de aspecto campesino, aprovechó el momento de desesperación que sienten los dominicanos y el mundo con esta pandemia y escudándose en Dios promete hacer desaparecer el COVID-19.
Lo que verdaderamente, confunde a cualquiera es, la forma tan segura que este señor dice que el lunes el país iba a amanecer libre de COVID-19, porque así Dios sí se lo había revelado.
Este señor, que en estos momentos pocos saben donde está, lo que hizo fue aprovechar la tradición cristiana del pueblo dominicanos, para tener cinco minutos de fama.
No culpamos a este peregrino de haber aglomerado tantas personas que les recibió en Puerto Plata y que, aunque él no invitó a nadie a esa multitud sabía que por l fe cristiana de los dominicanos no lo iban a dejar solo “tirar al mar el virus del COVID-19.
Lo extraño del caso es, que el peregrino en este caso, contrario al peregrinaje que hizo por la reelección del presidente Danilo Medina, la ganancia es mínima.
La única ganancia que ha tenido este personaje, es los pocos minutos de fama que logró al reunir a todo un pueblo que lo convirtió en un Dios aquí en la tierra por pocos minutos, pero que, al no desaparecer la enfermedad, este hombre ahora nadie sabe cual ha sido su destino.
Lo que ha sucedido con el peregrino Migdonio Adámes, es algo digno de hacer un estudio sociológico de la conducta del pueblo dominicano.
He dicho, no de ahora, sino hace mucho tiempo, que los dominicanos somos manejados como títeres y sino recordemos como nos pusieron consumir las hojas, las flores y la semilla de la Moringa, como árbol que curaba todo tipo de enfermedades.
Pero también recordemos, como a los dominicanos nos enrostraron que los embustidos que se estaban fabricando y que estábamos consumiendo en el país, lo mínimo que tenían como contaminantes era s fecales.
Pero en todo este tipo de manipulación, juegan un papel de primer orden los venditos medios de comunicación y muchos seudo comunicadores que tenemos como los hacedores de la opinión pública.
Ojalá no se les ocurra a nuestros manipuladores, inventar algo para llevar todos los dominicanos a tirarse al mar, como la solución de sus problemas de una vez y por todas.
Entiendo que lo que ha sucedido con el peregrino es parte de la manipulación a que ya nos tienen acostumbrados, que un tema tumba el otro.