Cuanta diferencia se marca cuando muere una persona goza del aprecio de los integrantes de los distintos sectores de la vida nacional, y cuando muere una persona que solo goza del aprecio de algunos de sus familiares, porque los demás lo repudian.
Eso ha quedado demostrado este viernes, cuando amanecimos con la infausta noticia del fallecimiento del periodista Robert Vargas, quien se destacó por ser un periodista de vertical ejercicio con honradez y responsabilidad social.
Robert Vargas, a quien conocí mientras estábamos Comunicación Social en las aulas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y luego compartimos en la labor de reporteros, y siempre se destacó por su integridad y solidaridad con los sectores más necesitados.
En su municipio Santo Domingo Oriental como se conoce, fundó uno de los primeros digitales, CiudadOrienta.com, el cual ocupa uno de los primeros lugares en el gusto de la población.
Su muerte se ha convertido en tendencia, por aquellos que de corazón la apreciaba, no porque era uno de los acaudalados periodistas, sino por la forma como ejercicio la carrera de periodista en la República Dominicana.
Su muerte se ha convertido en tendencia tampoco no para congraciarse con sus familiares, sino porque en verdad es una sentida muerte, el periodismo pierde a uno de sus miembros más notables, se destacó en la lucha gremial, como un gran luchador.
Hemos revisado desde muy temprano las redes sociales y todos los mensajes son de dolor, de tristeza por tan sentida pérdida que ha tenido el periodismo dominicano.