En la República Dominicana nada puede ser motivo de asombro en lo que tiene que ver con los actos de corrupción, quien usted menos piensa está involucrados en ese mal, que tanto ha lacerado la economía dominicana.
Si no fuera por la corrupción, que durante década ha venido adueñándose del erario, la República Dominicana tuviera una economía envidiable en el área.
Desde décadas la economía dominicana viene siendo desangrada por funcionarios irresponsables, sin que se tomen las medidas de lugar para evitarlo.
El último escándalo que ha sacudido nuestra sociedad es lo ocurrido con la clonación de 30 mil tarjetas del programa supérate.
Nuestro país debería dar ejemplo, como ocurre en otras naciones, quien hace uso del dinero destinado a programas sociales, le cae todo el peso de la ley.
En países como Estados Unidos, que cuando nos conviene los tomamos como ejemplo, el que osa tomar para su provecho los recursos destinados a programas sociales, es mejor que se entierre vivo, porque de lo contrario va a parar a la cárcel.
El Gobierno dominicano y la justicia está en el deber someter a la justicia a todos los involucrados en la clonación de las 30 mil tarjeta del programa supérate que fueron destinadas a personas de escasos recursos económicos.
Esa acción se trata de un crimen que no puede quedar impune, sino que debe caer todo el peso de la ley.